sábado, 29 de octubre de 2011

Tarea de Antecedentes de los Gobiernos Autoritarios


Realizar un Mapa Conceptual con el material dado por la profesora


Como construir un mapa conceptual

En la materia, tendrás la necesidad de elaborar mapas conceptuales como una estrategia de aprendizaje, ya que los procesos mentales que tu cerebro elabora son de naturaleza esquemática. A continuación verás 7 pasos para su construcción (*) e información adicional que te puede ayudar a conocer, entender y a realizar mapas conceptuales y cognitivos:

1. Seleccionar una pregunta, identificar los conceptos y hacer una lista de ellos.
2. Ordenar los conceptos colocando el más amplio e inclusivo al principio de la lista.
3. Revisar la lista y añadir otros conceptos.
4. Comenzar a construir, colocando el concepto o conceptos más inclusivos y generales en la parte superior del mapa.
5. Seleccionar uno o dos subconceptos que forman parte del concepto general seleccionado y colocarlos debajo de cada concepto general.
6. Unir los conceptos mediante lineas, definir la relación entre ambos conceptos, ya sea lineal, regresiva, secuencial, etc.
7. Buscar intervínculos entre los conceptos. Repetir con todos los conceptos generales.

Enlaces que te pueden ayudar:
1. El mapa conceptual como técnica cognitiva y su proceso de elaboración.
2. Aprendizaje visual
3. ¿Cómo hacer mapas conceptuales?
4. Guía para elaborar mapas conceptuales

(*) Tomado de Arellano J. y M. Santoyo. 2009. Investigar con mapas conceptuales. Narcea. España. Pág. 27

miércoles, 12 de octubre de 2011

Revolución Febrerista










La Revolución del 17 de febrero de 1936 fue un acontecimiento sucedido en el Paraguay, después de la Guerra del Chaco. Durante los años del Paraguay independiente se llevaron a cabo más de veinte revoluciones o golpes de estado.
El gobierno constituido por el llamado “Gabinete de la Victoria”, consagrado tras la derrota de Bolivia en la Guerra del Chaco, sería depuesto por un movimiento apoyado por una amplia gama de sectores sociales, incluyendo a colorados, socialistas, militares, anarquistas, además de la Liga Nacional Independiente que se presentaba como una alternativa política nueva, fuera del bipartidismo imperante. A partir de esta revolución, surgió además la Unión Nacional Revolucionaria en noviembre de 1936 que años más tarde se convertiría en el Partido Revolucionario Febrerista.
[editar]Hechos históricos

Eusebio Ayala asumió la Presidencia de la República del Paraguay el 15 de agosto de 1932 mediante traspaso de mando por parte del José Patricio Guggiari durante las primeras semanas de iniciada oficialmente la guerra del Chaco. El nuevo mandatario, conocido por sus actitudes pacifistas no dudó sin embargo en movilizar las tropas, y teniendo como comandante de las Fuerzas Armadas al Coronel José Félix Estigarribia llevó a cabo una campaña bélica que obtuvo buenos resultados en los cañadones chaqueños.
Acabado el conflicto nacionalistas (pertenecientes a la Liga Nacional Independiente), colorados, socialistas, fascistas y militares reclamaban cambios en la política del país debido a la precariedad económica de la población, que se deterioró aún más por el alza inmoderada del precio de los artículos de primera necesidad. Estos hechos motivaron la reorganización de las clases trabajadoras en sindicatos. Los militares por su parte recibían el pase a retiro, agravado por el hecho de que el Gral. Estigarribia haya aceptado una pensión vitalicia de 1.500 pesos oro, cuando lo que se imponía era que lo rechazase.
Por estos motivos hubo un levantamiento armado contra el Gobierno, que comenzó el 17 de febrero de 1936, dirigido por los Tenientes Coroneles Federico Wenman Smith y Camilo Recalde. Las acciones comenzaron a las 8:00 de la mañana con un ataque con mortero contra el Departamento de Policía y continuó todo el día, copando las distintas comisarías.
Al caer la tarde Ayala abordó el “Paraguay”, un buque cañonero que se encontraba fondeado en la bahía, al mando del Capitán de Fragata Báez Pin. Este sugirió partir hacia Capirendá, donde estaba Estigarribia, para pedirle ayuda a las tropas de Concepción y Chaco, pero Ayala se negó, entregando a las nueve de la noche a Recalde su renuncia como Presidente de la República.
Dos días después, el Cnel. Rafael Franco, quien había sido deportado a Buenos Aires días antes por sus intervenciones políticas, vuelve al país y es nombrado Presidente de la República ese mismo día por los jefes y oficiales del Ejército y la Marina, reunidos en junta general. El 20 de febrero jura en su carácter de Presidente Provisional del Paraguay.
José Félix Estigarribia volvió a Asunción por vía aérea el miércoles 19 para guardar reclusión en el Departamento de la Policía de la capital con el ex presidente Ayala. El Ministro del Interior Gómez Freire le indicó que sería fusilado a causa del armisticio que el Paraguay propuso durante la guerra del Chaco después de la batalla de Campo Vía, aunque finalmente el militar y el ex presidente serían deportados al exterior luego de seis meses de prisión (el ex presidente con un precario estado de salud, falleciendo en el extranjero).
Una de las falencias que se le imputan a Ayala y su cúpula fue haber alcanzado la victoria pero no cumplir con sus funciones públicas más básicas. Por otro lado, el gobierno de Ayala se encontraba ya próximo a su culminación, faltándole menos de un año para cumplirse el periodo constitucional.

Guerra del Chaco











La zona en cuestión

El Chaco Boreal es un área de aproximadamente 500.000 km², ubicada al norte del Río Pilcomayo, en la región del Gran Chaco, en la zona limítrofe entre Bolivia (lugar al que perteneció durante el virreinato del Perú) Argentina y Paraguay (a cuyo Cabildo de Asunción los españoles, habían otorgado potestad hasta los ríos Yaurú y Parapetí).

Los paraguayos, se habían ocupado de explotar económicamente la región, mediante cría de ganado y extracción de tanino, de los árboles de quebracho, aunque no presentaba recursos abundantes, por la sequedad del clima, pero se sospechaba, según luego se supo, erróneamente, la existencia de reservas de petróleo (que se habían descubierto en el oeste chaqueño). El asentamiento poblacional era ínfimo.

Antecedentes del conflicto

Esta región ya había sido objeto de disputas en la Guerra de la Triple Alianza (1865- 1870) tras la cual el gran vencedor fue Brasil. Paraguay perdió 160 mil km² de territorio, y Argentina reclamó derechos sobre el Chaco Boreal, que un laudo arbitral, por parte de Estados Unidos, le negó, otorgando la posesión a Paraguay.

Entre 1852 y 1920, se iniciaron reclamos diplomáticos por el control de la zona, por parte de Bolivia y Paraguay, estableciéndose fortines en el lugar, por parte de ambos estados. Bolivia, a partir de 1905, para controlar el poco agua potable de la zona, y Paraguay había comenzado con esta práctica para impedir el avance portugués. Grupos de religiosos tradicionalistas menonitas, procedentes de Canadá, se asentaron en esos lugares.

En 1928, el fortín “Vanguardia” de los bolivianos, fue tomado por los paraguayos, quienes dieron muerte a seis guardias, e incendiaron el fortín, Esto trajo como consecuencia que los bolivianos respondieran ocupando el fortín paraguayo llamado “Boquerón”. El problema fue resuelto por la Sociedad de las Naciones que obligó a Bolivia a desalojar el fortín paraguayo, y a éstos, a reconstruir el fortín “Vanguardia”, calificando a Paraguay como “país agresor”.

El Río Paraguay le adjudicaba al sector su importancia relevante, por permitir su comunicación con el océano Atlántico. Bolivia había perdido en su contienda con Chile (Guerra del Pacífico, desarrollada entre 1879 y 1883) su salida al Océano Pacífico.
Entre 1899 y 1903, Bolivia y Brasil protagonizaron la Guerra del Acre, que terminó con la firma del Tratado de Petrópolis. Tras perder el territorio del Acre, Bolivia recibió entre otras compensaciones, el Chaco Boreal por parte de Brasil, que no era dueño de la zona.

La idea de que allí pudieran existir pozos petroleros estimuló ambiciones de países externos al conflicto. Así, Estados Unidos apoyó económica y militarmente a Paraguay, y Gran Bretaña, a Bolivia.

La Guerra

En 1932, el conflicto estalló de manera violenta, luego de fracasar intentos de solucionarlo pacíficamente, rechazando Bolivia la concesión de un puerto sobre el río Paraguay, enfrentando a estos vecinos en una guerra cruel, en un territorio seco, caluroso e inhóspito, propicio para contraer enfermedades como la malaria, que los enlutaría por tres años (1932-1935).

Bolivia contaba con una fuerza de 250.000 hombres, mientras los paraguayos reunieron 150.000. Los bolivianos tenían varias ventajas, aunque militarmente ambas fuerzas estaban muy bien entrenadas y equipadas. El presidente Daniel Salamanca, había asumido en 1931, con gran fuerza y deseo de engrandecer a su patria, sobre todo militarmente. La economía era próspera, con gran riqueza minera y contando con una población de 3.000.000 de personas. El Paraguay era mucho más pobre, de economía agrícola-ganadera, y menos poblado (1.000.000 de habitantes). En Paraguay, el presidente José Patricio Guggiari, debió afrontar manifestaciones populares que le exigían una decisión más ruda en el conflicto por la defensa del Chaco Boreal, a las que reprimió con violencia, aunque luego renunció. El presidente Eusebio Ayala, asumió el 15 de agosto de 1932, y su posición se mostró mucho más partidaria del enfrentamiento armado.

El militar alemán, general Hans Kundt, veterano de la Primera Guerra Mundial, fue quien organizó el ejército boliviano, y se hizo cargo del mismo, luego de la derrota sufrida en Boquerón. Además del apoyo alemán, contaron con la adhesión de chilenos y checoslovacos.

Al frente de los paraguayos fue elegido José Félix Estigarribia, formado militarmente en Chile.

El estallido de la guerra ocurrió cuando el fuerte paraguayo “Carlos Antonio López”, llamado “Laguna Chuquisaca” por los bolivianos, fue tomado por éstos en julio de 1932, y luego recapturado por los paraguayos. Durante los días 27 y 28 de ese mes los fortines de Corrales, Boquerón y Toledo, fueron capturados por las fuerzas de Bolivia.

El 10 de mayo de 1933 Paraguay le declaró la guerra a Bolivia.
Los bolivianos, con 4.000 hombres integrando el Primer Cuerpo del ejército en la zona sudoeste y otros 2.000 al noroeste, avanzaban por el territorio en conflicto sin ninguna respuesta paraguaya. En agosto, desde Bolivia, partieron 6.000 efectivos más. Las tropas bolivianas se desplazaban por tierra, llegando exhaustas al campo de batalla.

Para esa época, los paraguayos, habían colocado 8.000 hombres en Isla Poí, donde construyeron una pista de aterrizaje, 1.500 en Nanawa (S:O del Chaco) y 3.000 en el Alto Río Paraguay. Desde Asunción partieron 3.000 soldados de refuerzo.

La fuerza aérea paraguaya era escasa, pero toda ella fue enviada al combate. Los bolivianos tenían mucha confianza en su superioridad, no sólo en aviones, sino en armas y número de efectivos. Los paraguayos usaron mucho su ingenio para compensar su deficiencia numérica. Por ejemplo, lanzaban granadas con una honda gigantesca, estrategia que llamaron Curumbe-i”. Si bien el alcance no era superior a 100 m. causaba gran temor al enemigo, que desconocía que eran armas caseras, fabricadas con postes, cueros y cámaras en desuso.

Cuando los paraguayos del Segundo Regimiento, avanzaban hacia Boquerón fueron vistos por aviones bolivianos, que los ametrallaron. A pesar de ello, lograron llegar a destino, el 8 de septiembre, comenzando el ataque sin resultados positivos. Los enfrentamientos continuaron. Los paraguayos eran 18.500, los bolivianos 619, y el día 17, los valientes hombres bolivianos que se mantenían con escasas provisiones, recibieron la orden de resistir 10 días más, mientras organizaban la ofensiva. No pudieron. El día 19, el fuerte estaba en poder de Paraguay. Los paraguayos perdieron 7.000 hombres. Los bolivianos, 150.

En el mes de diciembre, el ejército fue puesto en manos del general Kundt, quien atacó a los paraguayos haciéndolos retroceder al sur del kilómetro 7. Ordenó el ataque frontal de Nanawa, primero, y luego a Toledo, pero no pudo vencer la resistencia paraguaya.

Otra vez fue Nanawa motivo de ataque frontal del general Kundt, en julio de 1933, pero a pesar de sus cuantiosos armamentos y el apoyo aéreo. no pudo vencer a los paraguayos, camuflados entre los matorrales, siendo las pérdidas bolivianas, mucho más cuantiosas. Dos mil de sus hombres perdieron la vida en el ataque, mientras los paraguayos lamentaron unas 150 muertes y unos 400 heridos.

A fines de 1933 el avance provino de los paraguayos que sorprendieron a sus enemigos, que subestimaron a las fuerzas oponentes, el 3 de diciembre, rodeando a sus divisiones Cuarta y Novena, ubicadas en Campo Vía. A pesar del contraataque boliviano del día 10, el 11 se produjo la rendición de esas divisiones, con un saldo de 2.600 muertos y 7.500 hechos prisioneros. Esta derrota le costó a Kundt su cargo, siendo reemplazado por el Coronel Peñaranda.

La Segunda División de Paraguay, ubicada en la zona central (Cañada Strongest) fue cercada por los bolivianos al mando del Coronel Bilbao Rioja, perdiendo los primeros 500 hombres y 1.500 fueron hechos prisioneros, aunque lograron abrirse paso y salir de la emboscada.

Los paraguayos, tras sufrir una derrota en “Picuiba” en julio del año 1934, vencieron en noviembre en “El Carmen” a las reservas del enemigo.

En agosto los bolivianos sufrieron otro duro golpe, cuando los paraguayos les impidieron abastecerse de agua, al apoderarse de los pozos ubicados en Yrendagué, luego de cortarles las comunicaciones.

El fin de la guerra

La Liga de las Naciones había impuesto un embargo de armas a ambos países, e insistió con una propuesta de paz, en el mes de noviembre de 1934, que si bien fue aceptada por Bolivia, fue rechazada por Paraguay. El embargo por lo tanto, le fue levantado solo a Bolivia.

El año 1935 encontró a ambos bandos agotados. Los bolivianos se habían retirado a Villa Montes. En abril, los paraguayos traspusieron el Río Parapiti, pero fueron repelidos por los bolivianos.

El gobierno chileno propuso a la argentina, en enero del año 1935, una gestión conjunta para lograr la paz. A tal fin fueron comisionados Luis A. Podestá Costa a Paraguay, y posteriormente, Félix Nieto del Río, se dirigió a Bolivia. En abril de ese año se unieron a la mediación, Perú y Estados Unidos. En mayo lo hizo Brasil. Luego fue invitado a participar un delegado uruguayo.

El fin de la contienda ocurrió el 12 de junio de 1935, día en que se firmó un armisticio, en presencia de los mediadores. El cese de las hostilidades ocurrió el día 14. Paraguay, posteriormente, en 1936, en la Conferencia de Buenos Aires, logró el reconocimiento de casi toda la zona a su favor. En 1938, Paraguay obtuvo 120.000 km², mientras los bolivianos se beneficiaron teniendo acceso al río Paraguay, y al poblado de Puerto Casado, perteneciente a Paraguay.

Las consecuencias fueron la pérdida de 60.000 soldados bolivianos y 30.000 de origen paraguayo. Tardaron mucho ambos países en recuperar sus costos sociales y económicos.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Aviso a los alumnos

Muy buenas noches alumnos, quiero hacerles llegar que hasta el lunes 19 de septiembre se recibirán los trabajos de los alumnos que no entregaron hasta el día de hoy, porque a partir del lunes ya cargaré las notas. Éxito.
Que tengan feliz domingo y lo disfruten en familia.

Período Independiente











La Revolución de la Independencia ocurrió en la madrugada del 15 de mayo de 1811, culminando una conspiración liderada por Pedro Juan Caballero. El destituído gobernador español Bernardo de Velasco integró sin embargo la primera junta provisional, junto al capitán Juan Valeriano Zeballos y el doctor José Gaspar de Francia.

La dictadura del Dr. José Gaspar de Francia se inició como resultado del Congreso del 3 de octubre de 1814, que lo nombró como Dictador Supremo de la República. El largo y rígido gobierno de Francia significó por una parte la férrea defensa de la independencia paraguaya, pero asimismo el encierro del país, que el dictador consideró necesario para cumplir los objetivos que se había propuesto.

Francia se enfrentó con firmeza a las pretensiones anexionistas que se gestaban entre España y Buenos Aires, y en 1816, ante la posibilidad de una invasión desde la capital porteña, convocó al Congreso, donde sus partidarios consiguieron la declaración de la Dictadura Perpetua.

La resistencia al estilo de gobierno de Francia, que venía desde la primera etapa, cristalizó finalmente en una conspiración comandada por Fulgencio Yegros, duramente descabezada luego por el Dictador, con el fusilamiento de sus principales figuras, en 1821.

Francia murió el 20 de setiembre de 1840, culminando uno de los periodos más polémicos de la historia paraguaya.

La inserción de Don Carlos Antonio López en la vida política del país se inició a la muerte del dictador Francia, cuando fue designado consejero y secretario de Mariano Roque Alonso, durante el gobierno de la Comandancia de Armas. Posteriormente, en 1841 es nombrado Cónsul del Paraguay, y en 1844, el Congreso le otorga poderes de Presidente de la República, por diez años.

Don Carlos Antonio López continuó, aunque con un estilo diferente, la defensa de la independencia paraguaya, amenazada especialmente por la pretensión del argentino Juan Manuel de Rosas de crear la confederación de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Entre los acciones de progreso del gobierno de López hay que destacar la creación del primer periódico nacional, El Paraguayo Independiente, de la Flota Mercante y del Ferrocarril; la puesta en marcha de la fundición de Ybycuí, y la contratación de importantes técnicos europeos que aportaron su conocimiento y su trabajo para la modernización de la capital y del país. La educación y la cultura fueron otros campos muy favorecidos por iniciativas de Don Carlos, quien cumplió un segundo y un tercer periodos de gobierno, hasta su muerte, en 1862.

domingo, 28 de agosto de 2011

Proyecto Bicentenario

"Geohistoria de los departamentos de Paraguay"



Grupos conformados

Grupo Número 1

Godoy Hein, Lara Talita
Yeza Ruíz Díaz, José Jeremías
Alvarez Brizuela, María Alejandra
Ivasiuten Zabrodiec, Valeria Magali




Grupo Número 2
Baranski Pedotti, Thalía Estefanía
Benítez Insfrán, Jorge Alejandro
Cabrera Abud, Alvaro Rafael
Gamarra Herrera, Minerva Analía



Grupo Número 3
Godoy Hein, Lara Salomé
Luzko Scheid, Esteban Osvaldo
Martínez Lukasch, Rocío Jazmín
Rojas Vera, Micaela Montserrat


Grupo Número 4
Harms Vergara, Walter Maximiliano
Ortíz Gómez, Andrea Araceli
Godoy Hein, Lara Noa
Arrúa Lugo, Federico



Grupo Numero 5
Acosta Condoretty, Marcos Antonio
Alonso Cortessi, María José
Ayala Galiano, Norberto Javier
Torres Agüero, Jazmín Noelia


Grupo Número 6
Morínigo Vázquez, Danilo Roberto
Rocha Garay, César Juninho
Simón Godoy, Luis Manuel
Ferreira Guerrero, Emanuel Emilio


Grupo Número 7
Campuzano Galiano, Lucas Emiliano
Del Zotto Paniagua, Luca Daniel
Iglesias, Ezequiel Alejandro



Departamnetos Correspondientes a cada grupo:


GRUPO 1: AMAMBAY, CANINDEYÚ, ALTO PARANÁ.

GRUPO 2: CONCEPCIÓN, MISIONES

GRUPO 3: PARAGUARÍ, SAN PEDRO, CENTRAL.

GRUPO 4: GUAIRÁ, CORDILLERA, CAAZAPÁ.

GRUPO 5: PRESIDENTE HAYES, CAAGUAZU.

GRUPO 6: ALTO PARAGUAY,ÑEMBUCU

GRUPO 7: ITAPÚA, BOQUERÓN

jueves, 18 de agosto de 2011

Alumnos del 1 er curso - Puntos acumulados

A continuación se presenta la lista de alumnos, los que actuaron responsablemente tienen puntos acumulados, y los que no lo hicieron tienen -(menos) el total de puntos establecido que se restará luego de los puntos que acumulen. Los alumnos que no presentaron los trabajos pueden hacerlo. Una buena nota merece un esfuerzo extra.

2 puntos : Invest. sobre personajes históricos, dado a algunos alumnos.
10 puntos: trabajo de la película
3 puntos: responsabilidad por haber traído materiales a clase.
5 puntos: trabajo en clase cuadro comparativo sobre presidentes: López y Francia
6 puntos: Guerra triple alianza
5 puntos: trabajo en clase Período Colonial del Paraguay
2 puntos: Guerra del Chaco
2 puntos: Revolución Febrerista
5 puntos: Mapa conceptual de antecedentes de los gobiernos autoritarios en Paraguay

"Las alumnas Baranski, Gamarra,Godoy Noa, Talita, Salomé, Jazmín torres, y Andrea Ortiz tienen 3 puntos extras por ser seguidora del Blog"


Alumnos

Acosta Condoretty, Marcos Antonio (5 puntos)
Alonso Cortessi, María José
Arrúa Lugo, Federico
Ayala Galiano, Norberto Javier ( 5+5 puntos)
Campuzano Galiano, Lucas Emiliano (-2+5+5+10+6+2 puntos)
Del Zotto Paniagua, Luca Daniel
Harms Vergara, Walter Maximiliano (2+10+5+5+5 puntos)
Iglesias, Ezequiel Alejandro (2+6+5+5+2+2 puntos)
Morínigo Vázquez, Danilo Roberto
Rocha Garay, César Juninho (5+5 puntos)
Simón Godoy, Luis Manuel (-2+5 puntos)
Torres Agüero, Jazmín Noelia ( 5+3 puntos)


Alvarez Brizuela, María Alejandra (10+5+6 puntos)
Baranski Pedotti, Thalía Estefanía (10+6+5+3 puntos)
Benítez Insfrán, Jorge Alejandro (-2 +5+10+6+2puntos)
Cabrera Abud, Alvaro Rafael (10+5+2+2 puntos)
Ferreira Guerrero, Emanuel Emilio (10+5+2+2 puntos)
Gamarra Herrera, Minerva Analía ( 3+5+6+3+10 puntos)
Godoy Hein, Lara Noa ( 3+5+6+10+3+2 puntos)
Godoy Hein, Lara Salomé ( 3 +3+6+10 puntos)
Godoy Hein, Lara Talita ( 3+5+6+3+10+2 puntos)
Ivasiuten Zabrodiec, Valeria Magali (12+3+5+6 puntos)
Luzko Scheid, Esteban Osvaldo (-2+5+6+10 puntos)
Martínez Lukasch, Rocío Jazmín
Ortíz Gómez, Andrea Araceli (10+3+5+2+2 puntos)
Rojas Vera, Micaela Montserrat (2 puntos)
Yeza Ruíz Díaz, José Jeremías (-2+5 puntos)

GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA CONTRA EL PARAGUAY ANIQUILÓ LA ÚNICA EXPERIENCIA EXITOSA DE DESARROLLO INDEPENDIENTE

GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
CONTRA EL PARAGUAY
ANIQUILÓ LA ÚNICA EXPERIENCIA
EXITOSA DE DESARROLLO INDEPENDIENTE

El hombre viajaba a mi lado, silencioso. Su perfil, nariz afilada, altos pómulos, se recortaba contra la fuerte luz del mediodía. Ibamos rumbo a Asunción, desde la frontera del sur, en un ómnibus para veinte personas que contenía, no sé cómo, cincuenta. Al cabo de unos horas, hicimos un alto. Nos sentamos en un patio abierto, a la sombra de un árbol de hojas carnosas. A nuestros ojos, se abría el brillo enceguecedor de la vasta, despoblada, intacta tierra roja: de horizonte a horizonte, nada perturba la transparencia del aire en Paraguay. Fumamos. Mi compañero, campesino de habla guaraní, enhebró algunas palabras tristes en castellano. «Los paraguayos somos pobres y pocos», me dijo. Me explicó que había bajado a Encarnación a buscar trabajo pero no había encontrado. Apenas si había podido reunir unos pesos para el pasaje de vuelta. Años atrás, de muchacho, había tentado fortuna en Buenos Aires y en el sur de Brasil. Ahora venía la cosecha del algodón y muchos braceros paraguayos marchaban, como todos los años, rumbo a tierras argentinas. «Pero yo ya tengo sesenta y tres años. Mi corazón ya no soporta las demasiadas gentes.»
Suman medio millón los paraguayos que han abandonado la patria, definitivamente, en los últimos veinte años. La miseria empuja al éxodo a los habitantes
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del país que era, hasta hace un siglo, el más avamzado de América del Sur. Paraguay tiene ahora una población que apenas duplica a la que por entonces tenía y es, con Bolivia, uno de los dos países sudamericanos más pobres y atrasados. Los paraguayos sufren la herencia de una guerra de exterminio que se incorporó a la historia de América Latina como su capítulo más infame. Se llamó la Guerra de la Triple Alianza. Brasil, Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio. No dejaron piedra sobre piedra ni habitantes varones entre los escombros. Aunque Inglaterra no participó directamente en la horrorosa hazaña, fueron sus mercaderes, sus banqueros y sus industriales quienes resultaron beneficiados con el crimen de Paraguay. La invasión fue financiada, de principio a fin, por el Banco de Londres, la casa Baring Brothers y la banca Rothschild, en empréstitos con, intereses leoninos que hipotecaron la suerte de los países vencedores ".(43 Para escribir este capítulo, el autor consultó las siguientes obras: Tuan Bautista Alberdi, Historia de la guerra del Paraguay (Buenos Aires, 1962); Pelham Horton Box, Los orígenes de la Guerra de la Triple Alianza (Buenos AiresAsunción, 1958); Efraím Cardozo, El imperio del Brasil y el Rio de la Plata (Buenos Aires, 1961); Julio César Chaves, El presidente López (Buenos Aires, 1955); Carlos Pereyra, Francisco Solano López y la guerra del Paraguay (Buenos Aires, 1945); Juan F. Pérez Acosta, Carlos Antonio López, obrero máximo. Labor administrativa y constructiva (Asunción, 1948); José María Rosa, la guerra del Paraguay y las montoneras argentinas (Buenos Aires, 1965); Bartolomé Mitre y Juan Carlos Gómez, Cartas polémicas sobre la guerra del Paraguay, con prólogo de J. Natalicio González (Buenos Aires, 1940). Tambíén un trabajo inédito de Vivian Trías sobre el tema.)
Hasta su destrucción, Paraguay se erguía como una excepción en América Latina: la única nación que el capital extranjero no había deformado. El largo gobierno de mano de hierro del dictador Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840) había incubado, en la matriz del aislamiento, un desarrollo económico autónomo y sostenido. El Estado, omnipotente, paternalista, ocupaba el lugar de una burguesía nacional que no existía, en la tarea de organizar la nación y orientar sus recursos y su destino. Francia se había apoyado en las masas campesinas para aplastar la oligarquía paraguaya y había, conquistado la paz interior tendiendo un estricto cordón sanitario frente a los restantes países del antiguo virreinato del río de la Plata. Las expropiaciones, los destierros, las prisiones, las persecuciones y las multas no habían servido de instrumentos para la consolidación del dominio interno de los terratenientes y los comerciantes sino que, por el contrario, habían sido utilizados para su destrucción. No existían, ni nacerían más tarde, las libertades políticas y el derecho de oposición, pero en aquella etapa histórica sólo los nostálgicos de los privilegios perdidos sufrían la falta de democracia. No había grandes fortunas privadas cuando Francia murió, y Paraguay era el único país de América Latina que no tenía mendigos, hambrientos ni ladrones (44 Francia integra, como uno de los ejemplares más horrorosos, el bestiario de la historia oficial. Las deformaciones ópticas impuestas por el liberalismo no son un privilegio de las clases dominantes en América Latina; muchos intelectuales de izquierda, que suelen asomarse con lentes ajenos a la historia de nuestros países, también comparten ciertos mitos de la derecha, sus canonizaciones y sus excomuniones. El Canto general, de Pablo Neruda (Buenos Aires, 1955), espléndido homenaje poético a los pueblos latinoamericanos, exhibe claramente esta desubicación. Neruda ignora a Artigas y a Carlos Antonio y Francisco Solano López; en cambio, se identifica con Sarmiento. A Francia lo califica de «rey leproso, rodeado/por la extensión de los yerbales», que «cerró el Paraguay como un nido/de su majestad» y «amarró/ tortura y barro a las fronteras». Con Rosas no es más amable: clama contra los «puñales, carcajadas de mazorca/sobre el martirio» de una «Argentina robada a culatazos/en el vapor del alba, castigada/hasta sangrar y enloquecer, vacía,/ cabalgada por agrios capataces»).; los viajeros de la época encontraban allí un oasis de tranquilidad en medio de las demás comarcas convulsionadas por las guerras continuas. El agente norteamericano Hopkins informaba en 1845 a su gobierno que en Paraguay «no hay niño que no sepa leer y escribir...» Era también el único país que no vivía con la mirada clavada al otro lado del mar. El comercio exterior no constituía el eje de la vida nacional; la doctrina liberal, expresión ideológica de la articulación mundial de los mercados, carecía de respuestas para los desafíos que Paraguay, obligado a
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crecer hacia dentro por su aislamiento mediterráneo, se estaba planteando desde principios de siglo. El exterminio de la oligarquía hizo posible la concentración de los resortes económicos fundamentales en manos del Estado, para llevar adelante esta política autárquica de desarrollo dentro de fronteras.
Los posteriores gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano continuaron y vitalizaron la tarea. La economía estaba en pleno crecimiento. Cuando los invasores aparecieron en el horizonte, en 1865, Paraguay contaba con una línea de telégrafos, un ferrocarril y una buena cantidad de fábricas de materiales de construcción, tejidos, lienzos, ponchos, papel y tinta, loza y pólvora. Doscientos técnicos extranjeros, muy bien pagados por el Estado, prestaban su colaboración decisiva. Desde 1850, la fundición de Ibycui fabricaba cañones, morteros y balas de todos los calibres; en el arsenal de Asunción se producían cañones de bronce, obuses y balas. La siderurgia nacional, como todas las demás actividades económicas esenciales, estaba en manos del Estado. El país contaba con una flota mercante nacional, y habían sido construidos en el astillero de Asunción varios de los buques que ostentaban el pabellón paraguayo a lo largo del Paraná o a través del Atlántico y el Mediterráneo. El Estado virtualmente monopolizaba el comercio exterior: la yerba y el tabaco abastecían el consumo del sur del continente; las maderas valiosas se exportaban a Europa. La balanza comercial arrojaba un fuerte superávit. Paraguay tenía una moneda fuerte y estable, y disponía de suficiente riqueza para realizar enormes inversiones públicas sin recurrir al capital extranjero. El país no debía ni un centavo al exterior, pese a lo cual estaba en condiciones de mantener el mejor ejército de América del Sur, contratar técnicos ingleses que se ponían al servicio del país en lugar de poner al país a su servicio, y enviar a Europa a unos cuantos jóvenes universitarios paraguayos para perfeccionar sus estudios. El excedente económico generado por la producción agrícola no se derrochaba en el lujo estéril de una oligarquía inexistente, ni iba a parar a los bolsillos de los intermediarios, ni a las manos brujas de los prestamistas, ni al rubro ganancias que el Imperio británico nutría con los servicios de fletes y seguros. La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía. El 98 por ciento del territorio paraguayo era de propiedad pública: el Estado cedía a los campesinos la explotación de las parcelas a cambio de la obligación de poblarlas y cultivarlas en forma permanente y sin el derecho de venderlas. Había, además, sesenta y cuatro estancias de la patria, haciendas que el Estado administraba directamente. Las obras de riego, represas y canales, y los nuevos puentes y caminos contribuían en grado importante a la elevación de la productividad agrícola. Se rescató la tradición indígena de las dos cosechas anuales, que había sido abandonada por los conquistadores. El aliento vivo de las tradiciones jesuitas facilitaba, sin duda, todo este proceso creador (45 Los fanáticos monjes de la Compañía de Jesús, La Corona sucumbió finalmente a las presiones de los encomenderos criollos, y los jesuitas fueron expulsados de América. Los terratenientes y los esclavistas se lanzaron a la caza de los indios. Los cadáveres colgaban de los árboles en las misiones; pueblos enteros fueron vendidos en los mercados de esclavos de Brasil. Muchos indios volvieron a encontrar refugio en la selva. Las bibliotecas de los jesuitas fueron a parar a los hornos, como combustible, o se utilizaron para hacer cartuchos de pólvora. (Jorge Abelardo Ramos: Historia de la nación latinoamericana, Buenos Aires, 1968.) .
El Estado paraguayo practicaba un celoso proteccionismo, muy reforzado en 1864, sobre la industria nacional y el mercado interno; los ríos interiores no estaban abiertos a las naves británicas que bombardeaban con manufacturas de Manchester y de Liverpool a todo el resto de América Latina. El comercio inglés no disimulaba su inquietud, no sólo porque resultaba invulnerable aquel último foco de resistencia nacional en el corazón del continente, sino también, y sobre todo, por la fuerza de ejemplo que la experiencia paraguaya irradiaba peligrosamente hacia los vecinos. El país más progresista de América Latina construía su futuro sin inversiones extranjeras, sin empréstitos de la banca inglesa y sin las bendiciones del comercio libre.
Pero a medida que Paraguay iba avanzando en este proceso, se hacía más aguda su necesidad de romper la reclusión. El desarrollo industrial requería contactos más intensos y directos con el mercado internacional y las fuentes de la técnica avanzada. Paraguay estaba objetivamente bloqueado entre Argentina y Brasil, y ambos países podían negar el oxígeno a sus pulmones cerrándole, como lo hicieron Rivadavia y Rosas, las bocas de los ríos, o fijando impuestos arbitrarios al tránsito de sus mercancías. Para sus vecinos, por otra parte, era una imprescindible condición, a los fines de la consolidación del estado olígárquico, terminar con el escándalo de aquel país que se bastaba a sí mismo y no quería arrodillarse ante los mercaderes británicos.
El ministro inglés en Buenos Aires, Edward Thornton; participó considerablemente en los preparativos de la guerra. En vísperas del estallido, tomaba parte, como asesor del gobierno, en las reuniones del gabinete argentino, sentándose al lado del presidente Bartolomé Mitre. Ante su atenta mirada se urdió la trama de provocaciones y de engaños que culminó con el acuerdo argentino-brasileño y selló la suerte de Paraguay. Venancio Flores invadió Uruguay, en ancas de la intervención de los dos grandes vecinos, y estableció en Montevideo, después de la matanza de Paysandú, su gobierno adicto a Río de Janeiro y Buenos Aires. La Triple Alianza estaba en funcionamiento. El presidente paraguayo Solano López había amenazado con la guerra si asaltaban Uruguay: sabía que así se estaba cerrando la tenaza de hierro en torno a la garganta de su país acorralado por la geografía y los enemigos. El historiador liberal Efraím Cardozo no tiene inconveniente en sostener, sin embargo, que López se plantó frente a Brasil simplemente porque estaba ofendido: el emperador le había negado la mano de una de sus hijas. La guerra había nacido. Pero era obra de Mercurio, no de Cupido.
La prensa de Buenos Aires llamaba «Atila de América» al presidente paraguayo López: «Hay que matarlo como a un reptil», clamaban los editoriales. En septiembre de 1864, Thornton envió a Londres un extenso informe confidencial, fechado en Asunción. Describía a Paraguay como Dante al infierno, pero ponía el acento donde correspondía: «Los derechos de importación sobre casi todos los artículos son del 20 o 25 por ciento ad valorem; pero como este valor se calcula sobre el precio corriente de los artículos, el derecho que se paga alcanza frecuentemente del 40 al 45 por ciento del
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precio de factura. Los derechos de exportación son del 10 al 20 por ciento sobre el valor...» En abril de 1865, el Standard, diario inglés de Buenos Aires, celebraba ya la declaración de guerra de Argentina contra Paraguay, cuyo presidente «ha infringido todos los usos de las naciones civilizadas», y anunciaba que la espada del presidente argentino Mitre «llevará en su victoriosa carrera, además del peso de glorias pasadas, el impulso irresistible de la opinión pública en una causa justa». El tratado con Brasil y Uruguay se firmó el 10 de mayo de 1865; sus términos draconianos fueron dados a la publicidad un año más tarde, en el diario británico The Times, que lo obtuvo de los banqueros acreedores de Argentina y Brasil. Los futuros vencedores se repartían anticipadamente, en el tratado, los despojos del vencido. Argentina se aseguraba todo el territorio de Misiones y el inmenso Chaco; Brasil devoraba una extensión inmensa hacia el oeste de sus fronteras. A Uruguay, gobernado por un títere de ambas potencias, no le tocaba nada. Mitre anunció que tomaría Asunción.en tres meses. Pero la guerra duró cinco años. Fue una carnicería, ejecutada todo a lo largo de los fortines que defendían, tramo a tramo, el río Paraguay. El «oprobioso tirano» Francisco Solano López encarnó heroicamente la voluntad nacional de sobrevivir; el pueblo paraguayo, que no sufría la guerra desde hacía medio siglo, se inmoló a su lado. Hombres, mujeres, niños y viejos: todos se batieron como leones. Los prisioneros heridos se arrancaban las vendas para que no los obligaran a pelear contra sus hermanos. En 1870, López, a la cabeza de un ejército de espectros, ancianos y niños que se ponían barbas postizas para impresionar desde lejos, se internó en la selva. Las tropas invasoras asaltaron los escombros de Asunción con el cuchillo entre los dientes. Cuando finalmente el presidente paraguayo fue asesinado a bala y a lanza en la espesura del cerro Corá, alcanzó a decir: «¡Muero con mi patria! », y era verdad. Paraguay moría con él. Antes, López había hecho fusilar a su hermano y a un obispo, que con él marchaban en aquella caravana de la muerte. Los invasores venían para redimir al pueblo paraguayo: lo exterminaron. Paraguay tenía, al comienzo de la guerra, poco menos población que Argentina. Sólo doscientos cincuenta mil paraguayos, menos de la sexta parte, sobrevivían en 1870. Era el triunfo de la civilización. Los vencedores, arruinados por el altísimo costo del crimen, quedaban en manos de los banqueros ingleses que habían financiado la aventura. El imperio esclavista de Pedro II, cuyas tropas se nutrían de esclavos y presos, ganó, no obstante, territorios, más de sesenta mil kilómetros cuadrados, y también mano de obra, porque muchos prisioneros paraguayos marcharon a trabajar en los cafetales paulistas con la marca de hierro de la esclavitud. La Argentina del presidente Mitre, que había aplastado a sus propios caudillos federales, se quedó con noventa y cuatro mil kilómetros cuadrados de tierra paraguaya y otros frutos del botín, según el propio Mitre había anunciado cuando escribió: «Los prisioneros y demás artículos de guerra nos los dividiremos en la forma convenida». Uruguay, donde ya los herederos de Artigas habían sido muertos o derrotados y la oligarquía mandaba, participó de la guerra como socio menor y sin recompensas. Algunos de los soldados uruguayos enviados a la campaña del Paraguay habían subido a los buques con las manos atadas. Los tres países sufrieron una bancarrota financiera que agudizó su dependencia frente a Inglaterra. La matanza de Paraguay los signó para siempre (46 Solano López arde todavia en la memoria. Cuando el Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro anunció, en setiembre de 1969, que inauguraría una vitrina dedicada al presidente paraguayo, los militares reaccionaron furiosamente. El general Mourão Filho, que había desencadenado el golpe de Estado de 1964, declaró a la prensa. «Un viento de locura barre al país... Solano

López es una figura que debe ser borrada para siempre de nuestra historia, como paradigma del dictador uniformado sudamericano. Fue un sanguinario que destruyó al Paraguay, llevándolo a una guerra imposible»)..
Brasil había cumplido con la función que el Imperio británico le había adjudicado desde los tiempos en que los ingleses trasladaron el trono portugués a Río de Janeiro. A principios del siglo XIX, habían sido claras las instrucciones de Canníng al embajador, Lord Strangford: «Hacer del Brasil un emporio para las manufacturas británicas destinadas al consumo de toda la América del Sur». Poco antes de lanzarse a la guerra, el presidente de Argentina había inaugurado una nueva línea de ferrocarriles británicos en su país, y había pronunciado un inflamado discurso: «¿Cuál es la fuerza que impulsa este progreso? Señores: ¡es el capital inglés!». Del Paraguay derrotado no sólo desapareció la población: también las tarifas aduaneras. los hornos de fundición, los ríos clausurados al libre comercio, la independencia económica v vastas zonas de su territorio. Los vencedores implantaron, dentro de las fronteras reducidas por el despojo, el librecambio y el latifundio. Todo fue saqueado y todo fue vendido: las tierras y los bosques, las minas, los yerbales, los edificios de las escuelas. Sucesivos gobiernos títeres serían instalados, en Asunción, por las fuerzas extranjeras de ocupación. No bien terminó la guerra, sobre las ruinas todavía humeantes de Paraguay cayó el primer empréstito extranjero de su historia. Era británico, por supuesto. Su valor nominal alcanzaba el millón de libras esterlinas, pero a Paraguay llegó bastante menos de la mitad; en los años siguientes, las refinanciaciones elevaron la deuda a más de tres millones. La Guerra del Opio había terminado, en 1842, cuando se firmó en Nanking el tratado de libre comercio que aseguró a los comerciantes británicos el derecho de introducir libremente la droga en el territorio chino. También la libertad de comercio fue garantizada por Paraguay después de la derrota. Se abandonaron los cultivos de algodón, y Manchester arruinó la producción textil; la industria nacional no resucitó nunca.
El Partido Colorado, que hoy gobierna a Paraguay, especula alegremente con la memoria de los héroes, pero ostenta al pie de su acta de fundación la firma de veintidós traidores al mariscal Solano López, «legionarios» al servicio de las tropas brasileñas de ocupación. El dictador Alfredo Stroessner, que ha convertido al Paraguay en un gran campo de concentración desde hace quince años, hizo su especialización militar en Brasil, y los generales brasileños lo devolvieron a su país con altas calificaciones y encendidos elogios: «Es digno de gran futuro...» Durante su reinado, Stroessner desplazó a los intereses anglo-argentinos dominantes en Paraguay durante las últimas décadas, en beneficio de Brasil y sus dueños norteamericanos. Desde 1870, Brasil y Argentina, que liberaron a Paraguay para comérselo a dos bocas, se alternan en el usufructo de los despojos del país derrotado, pero sufren, a su vez, el imperialismo de la gran potencia de turno. Paraguay padece, al mismo tiempo, el imperialismo y el subimperialismo. Antes el Imperio británico constituía el eslabón mayor de la cadena de las dependencias sucesivas. Actualmente, los Estados Unidos, que no ignoran la importancia geopolítica de este país enclavado en el centro de América del Sur, mantienen en suelo paraguayo asesores innumerables que adiestran y orientan a las fuerzas armadas, cocinan los planes económicos, reestructuran la universidad a su antojo, inventan un nuevo esquema político democrático para el país y retribuyen con préstamos onerosos los buenos servicios del régimen (47 Poco antes de las elecciones de principios de 1968, el general Stroessner visitó los Estados Unidos. «Cuando me entrevisté con el presidente Johnson -declaró a France Presse-, le manifesté que ya hace doce
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años que desempeño funciones de primer magistrado por mandato de las urnas. Johnson me contestó que eso constituía una razón más para continuar ejerciéndola el período venidero.») . Pero Paraguay es también colonia de colonias. Utilizando la reforma agraria como pretexto, el gobierno de Stroessner derogó, haciéndose el distraído, la disposición legal que prohibía la venta a extranjeros de tierras en zonas de frontera seca, y hoy hasta los territorios fiscales han caído en manos de los latifundistas brasileños del café. La onda invasora atraviesa el río Paraná con la complicidad del presidente, asociado a los terratenientes que hablan portugués. Llegué a la movediza frontera del nordeste de Paraguay con billetes que tenían estampado el rostro del vencido mariscal Solano López, pero allí encontré que sólo tienen valor los que lucen la efigie del victorioso emperador Pedro II. El resultado de la Guerra de la Triple Alianza cobra, transcurrido un siglo, ardiente actualidad. Los guardas brasileños exigen pasaporte a los ciudadanos paraguayos para circular por su propio país; son brasileñas las banderas y las iglesias. La piratería de tierra abarca también los saltos del Guayrá, la mayor fuente potencial de energía en toda América Latina, que hoy se llaman, en portugués, Sete Quedas, y la zona del Itaipú, donde Brasil construirá la mayor central hidroeléctrica del mundo.
El subimperialismo o imperialismo de segundo grado, se expresa de mil maneras. Cuando el presidente Johnson decidió sumergir en sangre a los dominicanos, en 1965, Stroessner envió soldados paraguayos a Santo Domingo, para que colaboraran en la faena. El batallón se llamó, broma siniestra, «Mariscal Solano López». Los paraguayos actuaron a las órdenes de un general brasileño, porque fue Brasil quien recibió los honores de la traición: el general Panasco Alvim encabezó las tropas latinoamericanas cómplices en la matanza. De la misma manera, podrían citarse otros ejemplos. Paraguay otorgó a Brasil una concesión petrolera en su territorio, pero el negocio de la distribución de combustibles y la petroquímica están, en Brasil, en manos norteamericanas. La Misión Cultural Brasileña es dueña de la Facultad de Filosofía y Pedagogía de la universidad paraguaya, pero los norteamericanos manejan ahora a las universidades de Brasil. El estado mayor del ejército paraguayo no sólo recibe la asesoría de los técnicos del Pentágono, sino también de generales brasileños que a su vez responden al Pentágono como el eco a la voz. Por la vía abierta del contrabando, los productos industriales de Brasil invaden el mercado paraguayo, pero muchas de las fábricas que los producen en Sáo Paulo son, desde la avalancha desnacionalizadora de estos últimos años, propiedad de las corporaciones multinacionales.
Stroessner se considera heredero de los López. El Paraguay de hace un siglo ¿puede ser impunemente cotejado con el Paraguay de ahora, emporio del contrabando en la cuenca del Plata y reino de la corrupción institucionalizada? En un acto político donde el partido de gobierno reivindicaba a la vez, entre vítores y aplausos, a uno y otro Paraguay, un muchachito vendía, bandeja al pecho, cigarrillos de contrabando: la fervorosa concurrencia pitaba nerviosamente Kent, Marlboro, Camel y Benson & Hedges. En Asunción, la escasa clase media bebe whisky Ballantine's en vez de tomar caña paraguaya. Uno descubre los últimos modelos de los más lujosos automóviles fabricados en Estados Unidos o Europa, traídos al país de contrabando o previo pago de menguados impuestos, al mismo tiempo que se ven por las calles, carros tirados por bueyes que acarrean lentamente los frutos al mercado: la tierra se trabaja con arados de madera y los taxímetros son Impalas 70.
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Stroessner dice que el contrabando es «el precio de la paz»: los generales se lenan los bolsillos y no conspiran. La industria, por supuesto, agoniza antes de crecer. El Estado ni siquiera cumple con el decreto que manda preferir los productos de las fábricas nacionales en las adquisiciones públicas. Los únicos triunfos que el gobierno exhibe, orgulloso, en la materia, son las plantas de Coca Cola, Crush y Pepsi Cola, instaladas desde fines de 1966 como contribución norteamericana al progreso del pueblo paraguayo.
El Estado manifiesta que solo intervendrá directamente en la creación de empresas «cuando el sector privado no demuestre interés» '(48 Presidencia de la Naci6n, Secretaría Técnica de Planificación, Plan nacional de desarrollo económico y social, Asunción, 1966.), y el Banco Central comunica al Fondo Monetario Internacional que «ha decidido implantar un régimen de mercado libre de cambios y abolir las restricciones al comercio y a las transacciones en divisas»; un folleto editado por el Ministerio de Industria y Comercio advierte a los inversores que el país otorga «concesiones especiales para el capital extranjero». Se exime a las empresas extranjeras del pago de impuestos y de derechos aduaneros, «para crear un clima propicio para las inversiones». Un año después de instalarse en Asunción, el National City Bank de Nueva York recupera íntegramente el capital invertido. La banca extranjera, dueña del ahorro interno, proporciona a Paraguay créditos externos que acentúan su deformación económica e hipotecan aún más su soberanía. En el campo, el uno y medio per ciento de los propietarios dispone del noventa por ciento de las tierras explotadas, y se cultiva menos del dos por ciento de la superficie total del país. El plan oficial de colonización en el triángulo de Caaguazú ofrece a los
campesinos hambrientos más tumbas que prosperidades (49 Muchos de los campesinos han optado finalmente por volverse a la región minifundista del centro del país o han ido camino del nuevo éxodo hacia Brasil, donde sus brazos baratos se ofrecen a los yerbales de Curitiba y Mato Grosso o a las plantaciones cafetaleras de Paraná. Es desesperada la situación de los pioneros que se encuentran de cara a la selva, sin la menor orientación técnica y sin ninguna asistencia crediticia, con tierras concedidas por el gobierno, a las que tendrán que arrancar frutos suficientes para alimentarse y poder pagarlas -porque si el campesino no paga el precio estipulado, no recibe el título de propiedad.).
La Triple Alianza sigue siendo todo un éxito.
Los hornos de la fundición de Ibycuí, donde se forjaron los cañones que defendieron a la patria invadida, se erguían en un paraje que ahora se llama «Mina-cué» -que en guaraní significa «Fue mina». Allí, entre pantanos y mosquitos, junto a los restos de un muro derruido, yace todavía la base de la chimenea que los invasores volaron, hace un siglo, con dinamita, y pueden verse los pedazos de hierro podrido de las instalaciones deshechas. Viven, en la zona, unos pocos campesinos en harapos, que ni siquiera saben cuál fue la guerra que destruyó todo eso. Sin embargo, ellos dicen que en ciertas noches se escuchan, allí, voces de máquinas y truenos de martillos, estampidos de cañones y alaridos de soldados.

Tarea a entregar el 22 de Agosto

Actividades:

1.Luego de leer “La guerra de la triple alianza contra el Paraguay, aniquiló la única experiencia exitosa de desarrollo independiente”, del Libro: Las Venas Abiertas de América Latina.

Total de Puntos = 6

Responde:

a)Compara el Paraguay antes de la guerra, con el Paraguay actual.
b)¿Qué país se benefició indirectamente de la guerra de tTriple Alianza sin haber participado de ella? ¿Por qué?
c)¿Quién financió la guerra? ¿Cuáles eran sus intereses?
d)Explica la frase: “La esponja imperialista no absorbía la riqueza que el país producía”
e)¿Qué inquietaba al comercio Inglés de la época? ¿Cuál era el temor?
f)Analiza la frase: “Paraguay no se arrodillaba ante los mercaderes británicos”
g)¿Qué significó la matanza de Paysandú- Uruguay? Investiga.
h)Por qué un medio gráfico de la época expresó: Paraguay es como Dante en el Infierno. ¿ A qué se refería?. Investiga.
i)¿Cómo quedó repartido de antemano el territorio Paraguayo?
j)Describe cómo aconteció la guerra.

2.Traer información sobre el gobierno de Francia, Carlos Antonio López y Francisco Solano López, para realizar un cuadro comparativo en clase.

Puntos a Lograr por responsabilidad= 3

Lectura :
“La guerra de la triple alianza contra el Paraguay, aniquiló la única experiencia exitosa de desarrollo independiente”, del Libro: Las Venas Abiertas de América Latina
Autor: Eduardo Galeano

Eduardo Germán María Hughes Galeano (Montevideo, 3 de septiembre de 1940), conocido como Eduardo Galeano, es un periodista y escritor uruguayo, ganador del premio Stig Dagerman. Es considerado como uno de los más destacados escritores de la literatura latinoamericana.Sus libros más conocidos, Memoria del fuego (1986) y Las venas abiertas de América Latina (1971), han sido traducidos a veinte idiomas. Sus trabajos trascienden géneros ortodoxos, combinando documental, ficción, periodismo, análisis político e historia. Niega ser un historiador:

"Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable".

RESUMEN DEL LIBRO:

“…Las venas abiertas de América Latina es una obra que muestra la realidad histórica de nuestra América, y nos ofrece una visión clara del contexto político de América, pudiendo el lector establecer comparaciones entre diferentes tipos de sociedad, como podría ser la América latina contra los Estados Unidos, e incluso, estableciendo puntos de comparación entre diferentes estados y culturas en nuestra Latinoamérica. Al leer estas líneas que más bien parecen un estudio histórico que una novela de ficción, vemos con pesar la enorme pérdida que hemos sufrido en el transcurso de nuestra civilización, se pueden observar diferentes personajes y actitudes que poco a poco nos han llevado de la mediana opulencia a una pobreza que está amenazando con convertirse en miseria, como ya sucedió en África.

domingo, 31 de julio de 2011

Tarea de la película del Che

La tarea consta en hacer un análisis crítico de la película: "Diario de un Moticiclista".Total de puntos 9
Criterios de evaluación:
Responsabilidad= 2p
Biografía del Che Guevara 2p
Crítica= 3p
Análisis= 2p

Alumnos: Temas a investigar 3 puntos

Luis Simons, investigar: Simón Bolivar
José Yesa, Investigar: Perón
Jorge Benítez, Investigar: Che Guevara
Campusano, Investigar: Getulio Vargas
Ezequiel Iglesias, Investigar: Rómulo Bentancur
Valeria Investigar:Menem
Esteban Luzco, Invesstigar: Fujimori

Por qué surgen los movimientos Sociales?

Durante la segunda parte de los años noventa América Latina aparece atravesada por diferentes movimientos sociales de significación nacional. A manera de ejemplo podemos mencionar, entre otras experiencias, el levantamiento zapatista en la selva Lacandona en 1994 que hizo visibles las demandas de indígenas y campesinos cuando en México entraban en vigor los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos; la "Guerra del Agua" cochabambina y las luchas del movimiento cocalero en el Chapare boliviano que les permitió alcanzar nuevos liderazgos, una significativa presencia en el parlamento y finalmente la elección de su líder como presidente de ese país; los levantamientos indígenas impulsados por la CONAIE en Ecuador en 1996 y en 2000 que culminan en ambos casos con la caída del gobierno; la emergencia y extensión del movimiento de trabajadores desocupados en Argentina y las movilizaciones y protestas que desencadenaron la renuncia del gobierno a finales de 2001; las iniciativas de ocupaciones de tierras masivas de carácter nacional acometidas por el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) en Brasil; las movilizaciones campesinas en Paraguay que jugaron un rol importante en la caída del presidente Cubas Grau; las intensas protestas sociales en Perú (particularmente la experiencia de los Frentes Cívicos regionales) que marcaron el fin del régimen de Fujimori.

Un factor que coincide con la vigorización de la sociedad civil y que ha favorecido la emergencia de nuevos movimientos sociales es sin duda la pérdida de legitimidad de algunas de las instituciones democráticas tales como los partidos políticos. Desde mediados de los ochenta, tras haberse consolidado la democracia en casi todos los países del subcontinente latinoamericano, se inició una etapa de profundización de la aplicación de políticas de corte neoliberal con distintos grados de éxito en el manejo de los indicadores macroeconómicos. Muchas de ellas tuvieron un impacto negativo en importantes grupos de las poblaciones involucradas. Al mismo tiempo, los sistemas políticos tendieron a la inestabilidad y creciente fragilidad, reflejada en indicadores de insatisfacción con la democracia, pérdida de confianza en los partidos políticos y descrédito de instituciones como el congreso.1 De manera paralela surgió un renovado protagonismo de actores y movimientos sociales y, sobre todo en algunos países con rasgos típicamente asociados a la desinstitucionalización, la aparición de nuevos movimientos con anclaje socioterritorial.2

Ahora bien, ¿qué factores han influido en la aparición de estos movimientos? Existen diversos enfoques teóricos que pretenden explicar las razones por las que el descontento social se convierte en movilización y acción colectiva:3

Explicaciones globales. Las explicaciones globales ven a los movimientos sociales y a las asociaciones civiles derivadas o ligadas a ellos como el resultado de profundos cambios en la sociedad en la que se generan y se desarrollan. En este sentido su explicación depende de diversas teorías de cambio social. Un representante de estas ideas es Jürgen Habermas, quien ve en los movimientos sociales una reacción a la creciente racionalización de la vida moderna. Claramente la industrialización y la urbanización supusieron un gran cambio en las formas de vida y en los esquemas mentales de mucha gente. Las instituciones tradicionales básicas como la familia, la comunidad, la religión, entre otras, se vieron fuertemente alteradas por lo que progresivamente se adoptaron nuevas formas de interrelación social con nuevos significados que, sin sustituir totalmente a las anteriores, se adecuaban mejor a las nuevas formas de organización generadas por la producción capitalista y la dominación legal burocrática.4 Los movimientos sociales hacen frente al rompimiento que sufren los vínculos tradicionales del individuo con su entorno social inmediato (de clase, familia y religión) y que dan lugar al alto grado de individualismo que, sin embrago, no conlleva la emancipación de todo tipo de control.

Movimientos Sociales

http://www.youtube.com/watch?v=uMUQMSXLlHM